1.Revisar los bolsillos, revisa que no tengan papeles, monedas o pequeños objetos que puedan averiar la lavadora.
2.Pon del revés las ropas oscuras para que mantengan el color.
3.Las camisas deben ir desatadas para que así no se cedan los ojales.
4.Mete las prendas delicadas en una bolsa especial.
Buena colocación: La máquina debe estar totalmente nivelada en el suelo. De no ser así, producirá vibraciones y las averías serán más frecuentes.
Desconexión: Si no la vas a emplear durante un tiempo, desenchúfala para protegerla de los picos de tensión y cierra la llave del agua. Evitarás su deterioro.
Respeta la carga: Si la llenas demasiado, forzarás el motor. Además de un mal lavado, sólo conseguirás gastar más agua y electricidad.
No abuses de ella: Siempre que puedas, emplea ciclos cortos de lavado y programas económicos. Ajusta el programa al tipo de ropa. No fuerces la puerta ni adelantes el programador mientras esté en marcha.
Dosifica el detergente: En exceso, la espuma del detergente daña el motor. Los detergentes líquidos perjudican menos. Si usas detergente en polvo, mézclalo con agua antes de usarlo.
Descalcifícala: La cal provoca frecuentes averías. Hay productos para eliminarla, pero una práctica muy útil es hacer un lavado sin ropa de vez en cuando, con agua caliente y dos vasos de vinagre. En los lavados normales no uses agua caliente si la ropa no está muy sucia: evitarás los depósitos de cal.
Cubeta: Retira regularmente con agua y un cepillo los restos de jabón que se acumulen en la cubeta.
Filtros: La lavadora tiene un filtro en la manguera de la toma de agua, bajo la llave de paso. Hay que limpiarlo de vez en cuando y quitar los restos acumulados. Consulta las instrucciones para ver cómo hacerlo.
Puerta: La goma del ojo de buey de la puerta suele estropearse con mucha facilidad. Pásale un trapo después de cada lavado y deja la puerta abierta para que se seque.
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